Momentos

lunes, 29 de septiembre de 2014

Ser feliz o solo aparentarlo.

¿Qué es la felicidad? 
La felicidad es algo subjetivo. Depende tanto de la persona que lo piensa como de los que le rodean.
La felicidad es aquello que nosotros creemos que es "tenerlo todo", cuando en realidad, solo es una sensación que podemos perder en cualquier momento.

El sentirte feliz depende de muchas cosas, pues puedes estar radiando felicidad y a los cinco minutos estar hundido en el más mísero estado de depresión.
Que alguien aparente ser feliz, no significa que lo sea, pues puede fingir tanto como vive. Puede pintar sonrisas donde antes había lágrimas, pero eso no significa que sea feliz.
Cada persona tiene una perspectiva de las cosas y a lo que uno le parezca felicidad, al otro le puede parecer un horror.

Por eso mismo pienso que felicidad no es un estado, es una imaginación que se puede representar de muchas formas en la vida de cada persona.
Felicidad no significa tenerlo todo, mas tampoco significa no tener nada.

Y si te caes; te vuelves a levantar

Día a día vamos escribiendo páginas de las cuales puede que, lo que hemos escrito en ellas, nos arrepintamos. Pero no podemos hacer nada para cambiar eso, solo puedes intentar no volver a cometer ese error en las siguientes páginas.
Si, en alguna de ellas, te caes; te levantas. 
Y si, aun así, te vuelves a caer; te vuelves a levantar.
Por que tiene más mérito el que intenta las cosas una y otra vez, sin rendirse pese a los problemas.


¿Aventura o monotonía?

A veces, la vida no es más que aquello que cada uno se propone. No es nada más que un simple libro del que cada uno es su protagonista.
Unas veces nos sorprende con problemas que nunca hubiéramos pensado que tendríamos que enfrentarnos. Otra veces, tan solo, es monotonía.
La vida es algo imprevisible, cosa que puede ser positiva para aquellas personas con ganas de aventuras. Pero para otros, es toda una desgracia.
Ocasiones en las que nada nos sale bien y otras en las que vamos haciendo plenos por todos lados.
Momentos que recordamos como los mejores de nuestra vida y momentos que, simplemente, desearíamos no haber tenido que presenciar.
Y es que, si nos paramos a pensar, la vida es toda una caja de sorpresas.
Pero, ¿qué seríamos si no lo fuera?

domingo, 28 de septiembre de 2014

Yo, madre, no tengo solo una.


Suelen decir que madre es aquella que te lleva en su vientre nueve meses, sintiendo como creces poco a poco. Y, en parte tienen razón, madre solo hay una. Pero para mí madre no es solo aquella persona que te trae al mundo: madre es esa que te quiere incondicionalmente, te aguanta pese a tus cambios de ánimo, madre es la que está ahí para ayudarte en lo que sea, para apoyarte y prestarte su hombro cuando más lo necesites.
Para mí, la palabra "madre" es algo muy grande que no a todo el mundo se le puede llamar.
Mi madre no es como todas, mi madre es especial, necesita mi cariño, aun que no se lo demuestre muchas veces y ella crea que no lo tiene, está equivocada. Pese a los problemas y errores, ella siempre va a tener mi apoyo, en los momentos que más lo necesite. Siempre va a estar ahí su hija mayor, para hacer como ella ha hecho siempre: prestarme su mano una y otra vez para levantarme cuando me tropezaba.
Ella es esa persona que hoy en día me necesita más que a nada en el mundo y a veces creo que le estoy fallando. Es esa persona a la que quiero con locura y le agradezco de todo corazón todo lo que ha hecho por mí, y debo, también, decirle lo mucho que lo siento por no darle a ver todo lo que es para mí.
También le pido perdón, pero yo madre no solo tengo una. En mi vida hay cuatro madres, las cuales me han visto caer, levantarme -con su ayuda-, llorar y reír. Las que me han dado todo cuanto he necesitado en el momento que más falta me hacía, las que me han sacado sonrisas y han dejado que me desahogara.
Ellas son cuatro pilares que llevan conmigo desde hace ya casi 18 años, y que nunca me han fallado. Es más, se han desvivido por mí.
Gracias a ellas, he llegado a ser la persona que soy hoy.
Me han enseñado, han intentado que crezca como persona -y creerme que lo han conseguido-, me han demostrado que la vida no es fácil, pero con ellas al lado es mucho mejor.
Gracias a ellas por todo, por aguantar mis problemas y mis tonterías, gracias porque sin ellas a mi lado, yo no sería nada.
Y, aun que no lo diga mucho, las quiero más que a nada en el mundo.
 
 


Baches en el trayecto.

Cuando buscamos la salida, esperamos inconscientemente a alguien que nos agarre de la mano y nos dirija hacia ella. Pero sabemos que eso no va a pasar.
Puede que esa persona te eche una mano, sí, pero nunca te regalará el camino, pues eso es cosa tuya.
Aprender a superar las piedras que se interponen durante el trayecto -lo que implica caerte y volverte a levantar- y, aun que estés asustado, sonreír como si no pasara nada.
Puede que el camino del que hablamos sea duro, no lo niego. Pero, ¿qué cosas fáciles valen la pena?

Un dolor imperial

"-Ensambla, unifica, envenena, corrige, revela. Mira cómo sube y baja, y se lleva todo consigo.
-¿Qué es? -pregunté.
-Agua -me contestó-. Bueno, y tiempo."
  
PETER VAN HOUTEN